viernes, 8 de abril de 2011

En memoria de ese gato negro

Hoy ha pasado algo, en mi opinión, horrible. Alguien ha atropellado a un gato negro enfrente de mi escuela. No me ha gustado por dos razones: porque estoy segura de que ése gato merecía vivir y porque los "alumnos" de mi escuela estaban allí riéndose de él.
No me ha hecho gracia.
¿Sabéis lo que son los circos romanos? ¿Habéis visto 300 o Espartacus o cualquier novela de gladiadores...? Muchas veces me he preguntado qué empujó a los romanos, una civilización tan inteligente, ha comportarse de una forma tan bestia y inhumana, haciendo que hombres y animales peleasen hasta la muerte en un terreno circular, con miles de espectadores. Por un momento, viendo al pobre gato y a la gente mirándolo y riéndose, me he dado cuenta de que, si más no, era lo mismo.
No conocía a ese gato. No lo había visto nunca. Pero aunque hubiese sido un tiburón, hubiese sentido pena. Hay quien me llamará sentimental. Bueno. No era justo que un conductor cegato le arrebatase el derecho a vivir con un golpe en la cabeza y que, encima, lo dejase tirado en el asfalto como si fuese mera basura.

¿Es éso educación? ¿Te cargas a un pobre gato, lo dejas tirado -quizás moribundo- en medio de una calle, enfrente de un colegio, con todo el morro?
Sólo espero que no haya sufrido mucho.
También espero que el conductor imprudente sepa diferenciar a un gato negro de una piedra inmóbil en medio de la calle la próxima vez.
Dedico este post a todos los animales anónimos, que nadie conoce, y que mueren por culpa de borrachos, imbéciles o irresponsables.

1 comentario:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...