El Yin Yang es un símbolo dinámico. Muestra la continua interacción de dos energías y su equilibrio: como tal, es un símbolo de harmonía. Es un símbolo que crea igualdad pues sin el Yin no podría existir el Yang y viceversa; y sin la interacción de ambos, no se generaría vida. No existe nada opuesto al Yin y el Yang. Son complementarios.
En todo se sigue este patrón: luz/oscuridad, sonido/silencio, calor/frío, movimiento/quietud, vida/muerte, mente/cuerpo, masculino/femenino, etc. El yin es el principio femenino, la luna, la tierra, el agua, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el sol, la luz, el fuego y la actividad.
Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista.
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